Empiezo el año contando una anécdota del mes pasado; la cual no he podido comentar antes debido a que desde que estoy trabajando, poco es el tiempo que puedo dedicar a los blogs.
Me encontraba yo en plena jornada de trabajo, cuando de repente alguien se acerca a preguntar por mí.
Era un hombre; así que me extrañé porque yo estaba esperando otra visita: Yo había perdido en el mismo centro comercial un objeto de mucho valor sentimental, y colgué carteles por los alrededores comentando la situación y dejando mi teléfono por si alguien lo encontraba.
Y al cabo de los días me llamó una mujer diciendo que lo había encontrado y que me lo llevaría. Pero nunca llegó.
Por eso me extrañó que llegase preguntando por mí un hombre, cuando me había llamado una mujer.
Hasta que se presentó como el administrador del conocido blog Abandonalia; el cual sigo, al igual que él también a mí.
Tuvimos una charla muy amena, aunque breve; ya que yo tenía en ese momento un elevado volumen de trabajo; pero comentamos acerca de vernos más tranquilamente en alguna otra ocasión, ya que vivimos por el mismo barrio.
Me gustó mucho haber visto en persona a otro blogger y aficionado más de los lugares abandonados.