Mensaje de Bienvenida


Bienvenidos a mi blog.
Aquí podréis encontrar mis reportajes sobre lugares abandonados que voy visitando.
Se trata de lugares cuyo encanto sólo entendemos quienes tenemos esta afición.

Se aceptan todo tipo de opiniones, consejos y críticas; ya sean positivas o negativas, pero siempre desde el respeto.

¡Que lo disfrutéis, y gracias por pasaros por aquí!

No se facilitan las ubicaciones de los lugares; para ayudar a su conservación.

Si veis que paso mucho tiempo sin publicar algo, podéis echar un vistazo al apartado "Próximamente"; puede que ahí veáis si hay algo previsto para más adelante.

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domingo, 16 de septiembre de 2012

La casa del paseo; 3ª parte

Garaje, sótano, y cobertizo.

Dos días después de haber estado en la casa fotografiando el primer y el segundo piso, volví para ver una parte que me faltó la vez anterior: El garaje; al que se accede bajando unas escaleras desde el primer piso; pero la primera vez no me atreví porque ya estaba oscureciendo y yo no tenía linterna; ya que íbamos con otro plan y yo no me imaginaba que fuera a entrar. 

Tengo que decir que me llevé una sorpresa: Creía que lo de abajo era sólo un garaje; incluso creía que me iba a encontrar algún coche dentro, también abandonado. pero lo que me encontré, me sorprendió todavía más: ¡Era el equivalente a otra casa! Vaias habitaciones, y otro baño.... ¡Cinco baños en total, en una sola casa! (Nombro tanto los baños porque me pareció curioso el hecho de que son las únicas estancias de la casa que aún nadie ha vaciado, además del cuarto de pila)
También, descubrí una especie de almacén, cobertizo o despensa; como lo quieran llamar: la puerta que estaba al lado de las escaleras que suben a la terraza de la cocina; era eso; y yo pensando que era otro acceso al "garaje"

Me quedé alucinando en colores chillones; se me calmó al momento el impresionante mono de abandonos que tenía.

Decir también que esta vez fui completamente sola.
La vez anterior, por lo menos estaban mi amiga y mi por aquel entonces novio en la puerta; y si me pasaba algo me bastaba gritar para que fueran a por mí. Pero esta vez, nada. De todas formas ya sabía que no había nadie y tampoco había peligro de derrumbe; si fuese un sitio que no conozco, sí que me lo pensaría.
Aun así, algo de riesgo sí tuvo; pues es habitual que los paseantes se paren ante la casa a comentar cosas; yo, para no levantar sospechas sobre mis intenciones de entrar, me acerqué a la gente a ver lo que decían e incorporarme en la conversación, y uno de ellos dijo que hacía unos pocos días la policía estuvo echando a gente que se había metido.
También decían que la casa no está abandonada, sino embargada.

Lo que me extraña es que, siendo así, y teniendo en cuenta que no es la primera vez que pescan a alguien dentro, no hayan tapiado los accesos.

A continuación, las fotos de esta sorpresa de abajo:

 “¡¡Hostiaaaas!!” Fue lo primero que me salió por la boca involuntariamente al terminar de bajar las escaleras. Y es que lo que tenía ante mí, lo que pensaba que era sólo un garaje sin nada interesante, era algo mucho más grande. 

Las oscuras escaleras que acabamos de bajar.

Al lado de ellas, un armario en el que te puedes meter hasta tú.




 A la derecha está lo que es el garaje en sí.


 Pero primero, conozcamos la habitación en la que estamos; es decir, la primera a la que llegamos al bajar.

Ventana que da a un pasillo trasero, al fondo del cual, está la ventana del cobertizo, que ya se vio en una de las fotos de la primera parte del reportaje.

Entremos al garaje; aquí se hace imprescindible la linterna.


No había ningún coche; como yo imaginaba que me iba a encontrar, pero sí esta mesa. Es parte del poco mobiliario que queda.

Aprovecho la mesa para colocar la cámara (No tengo trípode) y sacarme tal y como soy en plena exploración: poniendo concentradamente los 5 sentidos en ella.






El portón del garaje; con sus raíles de apertura y cierre.

Aunque poco, queda algo que nadie se ha encargado de romper; como esta bombilla.


Salimos del garaje y giramos a la izquierda...

 Para encontrarnos otra habitación.

 Una puerta da a la habitación que comunica con el garaje, y la otra a otra habitación.







Esta habitación tiene salida al pasillo-terraza que se ve desde el paseo; ese pasillo al fondo del cual están las escaleras que suben a la terraza de la cocina y donde también está la puerta del cobertizo.

Al cruzar ese arco llegamos a un pasillo que conduce a dos estancias más... Ahora vamos.


La salida al pasillo exterior, obstaculizada.


Cruzamos el arco y vamos en primer lugar a la habitación del fondo.









Un armario empotrado; más pequeño que el que vimos en el primer cuarto.

Volvemos a salir para encaminarnos a la estancia que nos hemos saltado antes.

 Sí, es lo que os imagináis: ¡¡Otro baño!! Un poco más maltratado que los otros 4, pero ahí está.






Y esa es la famosa ventana que en la parte anterior del reportaje dije que ya os diría más tarde de dónde era. ¿Comprendéis ahora por qué no lo podía decir antes? ¡¡Habría chafado la sorpresa!! Porque es que hasta yo me quedé asombrada cuando vi todo esto aquí abajo. No sé en qué habitación flipé más.










Al fondo del pasillo exterior, la puerta del cobertizo y las escaleras que conducen a la terraza de la cocina.
Pero por este pasillo no podemos salir porque está muy a la vista desde la calle y podemos ser vistos por cualquier transeúnte. 

Subamos las escaleras para volver al primer piso.





El plan es: Una vez arriba, vamos a la cocina y aguardamos escondidos en la terraza a que no esté pasando nadie por la zona del paseo desde la cual se ve el pasillo y lo demás; en ese preciso instante bajamos las escaleras todo lo rápido que podamos. Si es necesario, al bajar nos escondemos debajo de ellas y esperamos otro instante clave para meternos rápido en el cobertizo.



 Y ya estamos ante la última sorpresa de este abandono; esta especie de cobertizo, almacén, despensa, o como quieran llamarlo; y yo creía en un principio que era otro acceso al garaje y que aquello era sólo un garaje… Más grande de lo normal.


La ventana que se veía desde el lateral de la casa... Se puede observas la anochecida; y esta loca ahí metida sola.



Otros pequeños detalles de esos que llaman la atención y te incitan a sacarles un primer plano.













Para salir, la historia es la misma que hemos llevado a cabo antes: desde nuestro escondrijo, vigilamos el paseo y justo cuando no haya nadie por la zona que vemos y desde la cual nos podrían ver, subimos rápido las escaleras y nos metemos en la cocina; donde volveremos a estar a salvo y desde donde iremos a la entrada principal para salir cuando no haya nadie pasando por fuera.



 Una vez llevada a cabo esa odisea, y teniendo ya todo visto, salimos de la casa. Ahora sí me puedo meter debajo de aquel pasadizo de la entrada, y fotografiar desde fuera la estancia a la cual daba esa ventana oculta.


Estando metida ahí debajo. (Sí, me acabé arrastrando por el suelo)
Al otro lado sabemos que no podemos ir porque en el patio al que salimos, seríamos vistos.
Así que salimos del túnel por donde mismo hemos entrado, y nos vamos; que tenemos la puerta al lado. 
 
Con esta tercera entrega concluida, ya está terminado el reportaje. Ahora, a buscar otros abandonos; espero que os haya gustado y me sigáis acompañando en próximas Abando-excursiones.



 FIN.


Debo añadir algo que creo que es una anécdota digna de compartir; pues en esta afición también todos podemos encontrarnos cosas que no habríamos deseado, y que a veces no sabemos ni cómo reaccionar:
Volví a la casa una tercera vez a hacer unas pocos fotos más de los últimos detalles, y esa tercera vez sí que fue la última; aparte de porque en el momento en que pasó lo que voy a contar ya había visto y fotografiado todo lo que quería, porque eso que pasó me dio bastante mal rollo:
¿Recordáis las dos sillas que había en el piso de arriba; bien colocaditas una frente a la otra? Pues en esa tercera visita ya no estaban.

Y no sólo eso; sino que, por la zona de la escalera que baja al sótano se hacía notar un olor “Extraño”; miré bien y me encontré en el suelo algo que tampoco estaba ahí en mis anteriores incursiones: Un excremento… Reciente. Sí, reciente; no se veía que estuviera seco.
Conclusión: Alguien se anda metiendo ahí con intenciones muy distintas a las nuestras. Y ese alguien podría estar cerca. Lo más “prudente” que se me ocurrió fue largarme de allí echando leches. 

Y así lo hice; en ese momento me dio igual quien me haya visto; es preferible que algún transeúnte me vea salir de la casa, antes que encontrarme con alguien dentro estando yo sola sin saber qué intenciones tiene… Me tomaré esta anécdota como un aviso de algo que podría haber sido peor; es peligroso ir solo a este tipo de sitios.

Estuve un buen rato con los nervios en el cuerpo mientras seguía paseando por la calle. Menos mal que llevaba en el móvil la tarjeta de 4 GB semi-llena de música, y los cascos; porque me los tuve que poner para relajarme; casi no podía ni comerme el bocadillo.

No creo que me queden más huevos de volver sola allí, xD!!...

Ha llegado la hora de buscar otro abandono; y como siempre, os invito a que me acompañéis; aunque por ahora sólo pueda ser virtualmente.


Para finalizar... 

Sólo una cosa más que añadir: Pocos días después de haber hecho este reportaje, volví a ir a la casa, acompañada de un amigo que queria ir. Como yo ya me conocía toda la casa, le hice de guía, y esta vez grabé un vídeo que aquí os dejo, para dar ya por finalizada esta trilogía; ya que además, vimos signos de okupación que yo no había visto en mis anteriores visitas:
En el cuarto de pila vimos las sillas que habñian desaparecido de la habitación, con ropa cuidadosamente colocada en ellas, y además el colchón tenía sábanas puestas; cuando antes no tenía nada. Así que mi presentimiento de cuando vi el excremento en las escaleras y la desaparición de las sillas, se cumplió; efectivamente ya hay alguien en la casa... Menos mal que no nos encontramos con él.
Aquí os dejo el vídeo: